Antonio Medina Trejo*
México DF, junio 24 de 2013.
Él le hace honor a su apellido: Franco. Horacio Franco, el gran flautista mexicano que con su arte ha puesto muy en alto el nombre de nuestro país interpretando música antigua, contemporánea y popular. Con su compromiso social como artista ha llevado el arte a espacios donde se ha negado la posibilidad de acceder a la cultura a grandes sectores de la sociedad, y con sus palabras, ha contribuido a una mejor comprensión de la cuestión LGBT en México.
Sin duda, nuestro homenajeado de esta noche es un artista auténtico, sensible, honesto y desde luego franco. Si Horacio no hubiera sido franco consigo mismo, si hubiera optado por el clóset o la deshonestidad, muy seguramente tendríamos a un artista con la calidad que le conocemos, pues en él es innata; no obstante, seguro estoy que en su mirada faltaría el brillo y la sonrisa; esa que refleja seguridad, serenidad, dignidad y congruencia frente a los demás.
Horacio Franco es, sin duda, uno de los artistas contemporáneos de nuestro país con mayor proyección internacional. Su calidad artística ha trascendido las fronteras nacionales y humanas. Su magistral ejecución con la flauta de pico ha tocado las fibras más sensibles de quienes lo hemos escuchado por más de 10, 15, 20 o 35 años.
Lo mismo ha sido escuchado en recintos de la más alta alcurnia como aquellos en donde no llegan los recursos gubernamentales para el arte. El artista ha sido vanagloriado por colegas de su nivel en México y el mundo, por críticos de música clásica, por expertos, pero también es reconocido por gente humilde que ha tenido la posibilidad de verlo y escucharlo, pues él, por convicción comparte su música en muchos espacios donde no asisten otros artistas que ejecutan música clásica.
Horacio Franco ha compartido escenario con artistas mexicanos y extranjeros con quienes ha logrado un sincretismo cultural y humano de grandes proporciones, que solamente el arte y un hombre con fuertes convicciones sociales puede lograr.
Su ética profesional lo ha llevado a los escenarios populares más recónditos de la geografía nacional en donde ha ofrecido conciertos a jóvenes de sectores altamente vulnerables. En el conversatorio que entabla con sus escuchas entre melodía y melodía, siempre tiene una postura crítica a la falta de apoyo gubernamental a la educación, a la cultura, al arte. No deja pasar oportunidad para reflexionar sobre la discriminación, el racismo y clasismo que distingue desafortunadamente a la sociedad mexicana.
En el escenario Horacio Franco toma también la palabra para denunciar los temas que le duelen a nuestro país. Sus mensajes son contundentes, habla de sí mismo y se enorgullece de sus orígenes: venera a sus padres y ama profundamente a México.
Horacio Franco actúa en la vida como en el escenario, de manera ágil, con la mirada abierta a la pluralidad; siempre respetuoso con sus públicos, siempre generoso con sus palabras. Su música, como una vez declaró a la Agencia NotieSe: “es un arma social para manifestarme como ciudadano”.
Muchos años han pasado desde que el joven Horacio Franco inició su carrera como músico y director musical, a pesar de ello, él se mantiene joven, hermoso, creativo, lúcido. Su cuerpo, al igual que su música, comunica. Su estética física es el reflejo de su salud, de su amor por la vida, de su amor a sí mismo y a los demás.
El espíritu perseverante lo mantiene lleno de energía, concentrado en sus proyectos musicales, en sus pasiones, esas que dan vida al artista y que se reflejan con su actitud frente a la adversidad, pues sin temor a equivocarme, nuestro Horacio Franco, el gran Horacio Franco que homenajeamos esta noche, no estaría donde ahora lo vemos si no hubiera mantenido siempre un objetivo fundamental en su vida, que es darle felicidad a los demás, con las sublimes notas musicales que emanan de su flauta de pico, con su compromiso social hacia causas justas; amando a quienes lo rodean, cosechando amistades entrañables y disfrutando del amor con su inseparable compañero Arturo, con quien ha compartido su vida en los tres últimos lustros.
Gracias Horacio, por compartir con nuestra comunidad tu sensibilidad, tus ideas, tu indignación y tu compromiso: Felicidades por estos 35 años: te tenemos un profundo respeto y admiración por ser el artista, el maestro, el hombre, el ciudadano, y, desde luego, un activista social comprometido.
Valgan estas palabras para manifestar en este importante escenario (que él ha apoyado desinteresadamente desde hace muchos años), el aprecio del colectivo de la diversidad sexual, que ve en él un hombre congruente, un artista que da orgullo: orgullo LGBT a quien orgullo LGBT merece.
¡Gracias Horacio! ¡Muchas gracias querido Horacio!
*Palabras pronunciadas por el periodista Antonio Medina Trejo en el Museo Universitario del Chopo el sábado 22 de junio de 2013, a propósito del homenaje que hace el XXVI Festival Internacional por la Diversidad Sexual por los 35 años de carrera artística del flautista mexicano Horacio Franco.
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