Por Luis Manuel Arellano **
ROJO.- La Marcha del Orgullo Lésbico, Gay, Bisexual, Travesti, Transgénero, Transexual e Intersexual (LGBTTTI) tiene una dinámica que pocos digieren; es tan grande que resulta prácticamente imposible “coordinarla” para que empiece a una hora y concluya en otra. Es tan dispersa y fomenta tanta libertad que no se le puede indicar a nadie cómo vestirse ni tampoco cómo comportarse. Y es tan abierta que cualquiera la puede analizar, interpretar y hasta buscarle provecho personal. No obstante, es justamente esa dimensión lo que evita su manipulación porque la voluminosa masa de diversidad sexual se traga literalmente cualquier protagonismo. Eso pasó con la ex diputada y ex senadora suplente Patria Jiménez, quien encabezó un fallido motín para hacerse de la organización a pocos días de celebrarse este suceso, por encima del comité histórico que creció en dignidad mientras la ex legisladora se perdió en ese mar de gente que accidentadamente quiso encabezar.
NARANJA.- La irrupción del género como rasgo distintivo en la diversidad sexual volvió a marcar la pauta del performance colectivo. Pero a diferencia de años anteriores, ahora el despliegue de las mujeres trans fue más político y se dejó de asociar con ese tufo de protesta mecánica, alentada por quienes confunden afirmación de género con el exhibicionismo que alimenta morbos ajenos. Y es que en esta ocasión destacó el bloque de personas trans con estampas que redimensionan su construcción social. De manera particular me agradó la prestancia con que una hermosa mujer de este colectivo portó la bandera nacional, seguida por la Coalición T-47, todas ellas llenas de energía y consignas en favor de su identidad sexo genérica. Sin duda son las más beneficiadas en esta marcha número XXXVI y, desde mi perspectiva, replantean su potencial combativo frente a la opinión pública, sobre todo ahora que se ha turnado a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal la iniciativa de ley que agilizará los trámites para que puedan modificar tanto su género como su nombre en sus documentos de identidad.
AMARILLO.- También me dio mucho gusto constatar el impresionante despliegue lésbico. Sin duda las mujeres están ganando mayor presencia y visibilidad en el contexto de la
diversidad sexual. Con fuerza, con mucha energía, con consignas propias, miles de lesbianas invadieron las calles y subrayaron su elección erótica como pocas veces había tenido yo oportunidad de apreciar. Aquí puedo percibir un germen de movilización que requiere mayor atención por parte de quienes, desde la masculinidad, observamos y consignamos el devenir del movimiento.
VERDE.-Esta no es una movilización exclusiva del Distrito Federal; desde hace muchos años se unen contingentes de varias entidades federativas. De hecho en varias ciudades se busca no hacer coincidir las marchas locales del orgullo LGBTTTI para venir a la Ciudad de México e integrarse cada último sábado de junio en lo que constituye el mayor despliegue nacional de la diversidad sexual. La representación que ahora apabulló en el crisol de identidades fue la delegación de mujeres muxe, de Oaxaca. Usando trajes de gala del Istmo, muy bien maquilladas pero sobre todo orgullosas de su cultura zapoteca, hicieron saber que existe aún una deuda con las comunidades indígenas de la república y que el movimiento nacional LGBTTTI no puede avanzar sin ellas.
AZUL.- No hubo las enormes plataformas patrocinadas por el bloque de empresarios o gerentes de bares gays. Aparecieron tres camiones asociados con antros pero resultaron insuficientes para llenar de sonido y exhibir “go-go dancer” musculosos contorneándose al ritmo de música electrónica. En contraste, se formaron muchas comparsas con hombres jóvenes que llevaban su propio ritmo, con cantos, brincos y júbilo. Destaco las asociaciones de vaqueros y caballos, como expresión de masculinidad tradicional que rompe su construcción de género. Y también dejo constancia de cómo el grito de “puto” nuevamente fue empleado en sentido afirmativo y acusatorio contra los mirones que no se incorporaban a la marcha. Este hecho constituye, por cierto, un revés para quienes se rasgaron las vestiduras asumiendo que dicha palabra en los estadios de futbol contra el portero del equipo contrario ofende a los homosexuales. Hay que irse con matices. No siempre es así y la XXXVI marcha lo demostró.
MORADO.- El único partido que participó fue Morena. Al parecer en esa organización que está a punto de recibir financiamiento público se sigue insistiendo en contar con una estructura electoral que promueva el sufragio entre la población LGBTTTI, como ya lo hace el
PRD y como no ha podido hacerlo el PRI. Pienso que abrir secciones de diversidad para buscar votos “rosas” es un error. La experiencia ha comprobado que esta población difícilmente acumula votos y sobre todo que nadie puede ostentarse como representante de un sector que por definición no es representable. Una cosa es hablar en favor de la dignidad y la integridad del colectivo frente al conjunto de derechos y oportunidades que tiene el resto de la sociedad y aquí los partidos tienen una tarea urgente, pero otra muy distinta es suponer que tener candidatos gays, lesbianas o transexuales asegura votos. El colectivo de la diversidad sexual no es de izquierdas, ni derechas, ni de centro.
ARCOIRIS.- La XXXVI Marcha del Orgullo LGBTTTI es tan subjetiva como nosotros y desafortunadamente sigue ausente la presencia bisexual e intersexual, lo cual puede explicarse por la dificultad que supone darles visibilidad.
Esto es lo que ví, lo que interpreto y lo que puedo compartir.
(*) periodista, @LuisManuelArell
** Texto publicado en la revista electrónica:http://queer.com.mx/?p=2982 Se replica en este espacio con la venia del autor y el editor.