Por Daniel Terrazas *
Erika trabajaba vendiendo artículos para decorar el hogar, siempre iba vistiendo unos pantalones de mezclilla y una playera, su jefe nunca la había volteado a ver no obstante un día el clima se auguraba caluroso, la joven de 26 años decidió usar falda y decorar sus piernas con unas medias, llegó puntual a su trabajo como acostumbraba, casi de inmediato sonó el teléfono, era su jefe y le dijo “Te ves muy bien, ojala siempre vengas así a trabajar ¿Tienes novio?”.
A partir de aquel día Erika entraba en la estadística que la Organización Internacional del Trabajo (OIT), dio a conocer con respecto al acoso laboral, en donde menciona que uno de cada 10 trabajadores es víctima de acoso laboral o mobbing, y de 100 casos que se presentan, 75 son mujeres.
Al respecto del acoso laboral la psiquiatra, psicoanalista y psicoterapeuta familiar Marie-France Hirigoyen en su libro “El acoso moral, el maltrato psicológico en la vida cotidiana”, menciona lo siguiente:
“Por acoso en el lugar de trabajo hay que entender cualquier manifestación de una conducta abusiva y, especialmente, los comportamientos, palabras, actos, gestos y escritos que puedan atentar contra la personalidad, la dignidad o la integridad física o psíquica de un individuo, o que puedan poner en peligro su empleo, o degradar el clima de trabajo”.
Ante ésta idea, Erika vivió un acoso del que aún hoy en día recuerda como un trago amargo en su vida, “Fue un momento muy incomodo porque mi jefe tiene hijas casi de mi edad y en ese día me llamó alrededor de 10 veces o más por teléfono” me comenta Erika en entrevista.
— ¿Qué tipo de cosas eran las que te decía por teléfono?
—Me dijo, ¡Oye qué bonita te ves hoy!, deberías de venir más seguido con falda, no sé porque te escondes, ¡Si estuviera más joven me casaría contigo!; también me dijo que lo agregara al Facebook, porque quería ver lo que ponía del trabajo, me hice tonta unos días y después lo agregué porque era muy insistente, a todas mis fotos les dio me gusta eso me hizo sentir incomoda.
—¿Le sucedió algo similar a alguna compañera de trabajo?
—Una compañera al iniciar mi trabajo me comentó que tuviera cuidado, ya que el jefe tenía fama de que a todas las chicas que entraban les tiraba la onda, que incluso ese era el motivo por el cual no duraban más de tres meses trabajando.
Existe un punto que hay que tener presente, y es que el acoso provoca secuelas en las personas que muchas veces llegan a afectar directamente su desempeño laboral, ante esta problemática, José Luis Rivas Sánchez, colaborador habitual de la Asociación “Mobbing ALTO YA en el sur de Madrid” (asociación de bienestar social, formada por afectados y personas sensibilizadas con el mobbing), menciona en su libro “Mobbing, terrorismo psicológico en el trabajo” lo siguiente:
“El acoso avanza porque tiene todo a su favor, desde el entorno, servidores, y sobretodo un gran número de victimas potenciales, existen millones de personas en el mundo laboral, sin embargo después de haber experimentado un acontecimiento como el acoso, las personas quedan marcadas, pierden la ilusión por el trabajo”.
Cabe recordar que en México 1.4 millones de mujeres padecen acoso sexual en el trabajo, esto es, el 10 por ciento de la Población Económicamente Activa, reveló un estudio del Colegio Jurista en el año 2012.
Marie-France Hirigoyen en su obra previamente citada complementa la idea de Rivas Sánchez, mencionando que a pesar de que el acoso en el trabajo sea un fenómeno tan viejo como el mismo trabajo hasta principios de la década de los noventa no se lo ha identificado como un fenómeno que no sólo destruye el ambiente de trabajo y disminuye la productividad sino que también favorece el absentismo, ya que produce desgaste psicológico.
Le pregunto a Erika si el acoso había repercutido directamente en su vida laboral, me responde con aflicción en su voz:
— Sí, incluso cuando pasó esto solamente seguí trabajando como 20 días, empecé a llegar tarde, nunca me volví a poner una falda ni nada de eso para ir a trabajar. Si me decían que iba a ir el jefe me ponía nerviosa y trataba de alejarme porque sentía miedo de que llegara a querer hacer algo. Todavía me llega a buscar en Whatsapp y Facebook diciéndome que lo vaya a ver.
En el Boletín-307 emitido por el Senado de la Republica, el senador del PT, David Monreal Ávila señaló que 7 de cada 10 mujeres sufren de acoso laboral o sexual, el 60 por ciento decide renunciar, mientras que el 25 por ciento son despedidas, mientras que en 258 dependencias gubernamentales se dieron 26 mil casos de acoso sexual y sólo ocho mil fueron denunciados.
A pesar de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) haya emitido los criterios para denunciar este mal que aqueja a la sociedad mexicana y de que también se haya impuesto una multa de 40 días de salario mínimo para quienes cometan este acto, estamos lejos de poder apreciar un cambio visible.
Giovani Sartori menciona en el “Homo videns” que un progreso que es sólo cuantitativo y que comporta una regresión cualitativa no constituye un avance en la acepción positiva del término.
Dicho de otra forma, a pesar de que en México se impongan multas, y castigos, no podemos afirmar que estamos avanzando verdaderamente hasta que las estadísticas en la incidencia del acoso laboral comiencen a reflejar una disminución en la cantidad de personas han sido víctimas de la praxis del acoso laboral.
* Estudiante de la carrera en Comunicación y Cultura de la UACM.