Antonio Medina Trejo*
Recuerdo aquel 13 de mayo de 1998 cuando en La Casa del Poeta, quienes integrábamos Letra S, dimos a conocer la Comisión Ciudadana Contra Crímenes de Odio por Homofobia ante los medios de comunicación. Ahí, el escritor Carlos Monsiváis dijo a la prensa: “la homofobia es el brazo armado del conservadurismo”. En tanto que, Arturo Díaz (+), impulsor de la iniciativa, fue más allá, no en ese momento, sino días después cuando afirmó que “la homofobia quita vidas y es el resultado del machismo extremo”.
En la conferencia, los periodistas le pidieron a Monsiváis explicara a qué se refería con ese término, nuevo para ellos. La explicación fue magistral. Dio referencias culturales, históricas y de la vida cotidiana. Insistió en la idea de que los marginales deben estar en el centro de las políticas públicas y que visibilizar el término llevaría a una paulatina comprensión sobre los efectos de la discriminación hacia los homosexuales. Por increíble que parezca para los jóvenes millenials, al siguiente día en los medios hubo quien se equivocó y puso xenofobia. No se logró comprender la homofobia como la entendemos hoy.
Han pasado 20 años. Actualmente, el tema de la no discriminación por orientación sexual, por identidad de género o preferencias sexuales, es casi de uso común en el medio periodístico y en términos generales es comprendido por mucha gente. Eso no quiere decir que todo mundo lo respete, lo acepte o esté de acuerdo. Tampoco significa que ya erradicamos los efectos de esas fobias. Posiblemente, se han incrementado por la visibilidad de quienes fuera del clóset defendemos nuestro derecho a ser diferentes.
Lo importante es que la batalla cultural a la que se refería Monsiváis aquella tarde de hace dos décadas, ha impregnado el imaginario social y hoy se conmemora –por decreto presidencial a nivel federal y en la mayoría de los estados del país-, el Día Nacional de Lucha contra la Homo, Lesbo, Bi, Transfobia.
Ello, hay que decirlo, gracias a militantes del PRD y activistas aguerridos que han empujado a los gobiernos a entender la importancia de reconocer el flagelo de la homofobia criminal.
Las organizaciones civiles son las que impulsan de manera autónoma o con gobiernos, actividades lúdico-políticas, para que quienes gobiernan, legislan o impartan justicia (es decir, los tres poderes del Estado) se pronuncien con respecto al tema y asuman que tienen que legislar y hacer políticas públicas para revertir los efectos de la discriminación hacia las poblaciones de la diversidad sexual.
La batalla por la igualdad, por los derechos, por la no discriminación, es decir, contra la homofobia, es un símbolo cultural de nuestro tiempo que reafirma que un sector de la sociedad no puede ser excluido por su orientación sexual o identidades de género. La lucha contra la LGBTTT fobia, es, sin temor a equivocarme, un sólido cimiento de la democracia.
Hoy 17 de mayo de 2018, a las y los candidatos de todas las expresiones políticas que buscan un escaño legislativo federal o local, presidencias municipales, gubernaturas, regidurías, sindicaturas, y a los mismos candidatos a la Presidencia de la República, les debe quedar muy claro que el movimiento de la diversidad sexual conmemora esta fecha con orgullo, con determinación ciudadana y con el claro convencimiento de que no puede haber un México que excluya a sus ciudadanías diversas en lo laboral, en su desarrollo educativo, en la salud, ante la justicia, ni por conformar familias, con hijas e hijos adoptados o concebidos mediante métodos de gestación asistida.
Hoy más que nunca, quienes pretenden gobernar, deben cerrar filas en contra de todas las formas de discriminación. Hoy es un día en el que los compromisos políticos de inclusión deben reflejarse en las propuestas abiertas con la diversidad sexual… sin tapujos, sin evasivas, de manera honesta frente a la sociedad.
La decisión y preferencia de millones de ciudadanos y ciudadanas de la diversidad sexual en todo México estará con quien se comprometa verdaderamente a respetar los derechos que como ciudadanía diversa debemos tener y con la progresividad en los derechos logrados hasta el momento. No así con quien pretenda mediante referéndums decidir nuestros derechos o con quien abiertamente rechace la diversidad sexual por prejuicios personales o de grupo.
¡Sí a la pluralidad democrática!
¡No al estigma y la discriminación hacia la diversidad sexual!
¡Sí al México respetuoso de todas las expresiones de la diversidad humana!
¡No al México intolerante, que discrimina y excluye a los diversos!
*Secretario Nacional de Diversidad Sexual del PRD