Familia homoparental comienza a fortalecerse en el DF
- CHRISTIAN ISRAEL REA TIZCAREÑO
Ciudad de México.- Antonio Medina y Jorge Cerpa hicieron historia en 2007, al convertirse en la primera pareja de hombres homosexuales en unirse jurídicamente en el país, a través de la Ley de Sociedades de Convivencia.
Después de que se aprobara el matrimonio entre personas del mismo sexo en la ciudad de México el 21 de diciembre de 2009, la pareja decidió disolver su sociedad de convivencia para casarse.
Pero la vida de este matrimonio cambió radicalmente cuando llegó su hijo Mateo, a quien su madre biológica decidió dar en adopción. Tras cumplir con los requisitos establecidos por la ley, el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal consideró que la pareja tiene plena capacidad para ejercer la paternidad.
Según información del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del DF, Toño y Jorge son una de las tres parejas del mismo sexo que han ejercido su derecho a adoptar en la capital del país.
En su primer cumpleaños, Mateo Cerpa Medina fue bautizado y sus padres hicieron una fiesta con globos, dulces, pastel, helados, regalos, piñatas, juegos inflables, parrillada, música, luces, videos, sonido y baile, entre otras sorpresas.
“No somos una moda, siempre hemos existido; pero ahorita con los avances liberales de la ciudad de México, hemos empezado a salir del clóset, por decirlo de alguna manera, pero siempre hemos existido las familias homoparentales”, expresa Antonio.
El también activista, periodista y profesor universitario dice que le darán al pequeño una educación liberal y lo prepararán para enfrentar la discriminación.
Hace 20 o 40 años, ser hijo de madre soltera implicaba enfrentar un contexto totalmente adverso. El ideal de “mamá, papá e hijo” existe, pero hay otras configuraciones familiares, entre ellas, las llamadas homoparentales, encabezadas por parejas lésbico-gay, argumenta Medina.
Jorge Cerpa, quien es empleado bancario, comenta que le brindarán seguridad a Mateo, para que sea su mejor arma contra la discriminación cuando entre a la escuela o conviva en otros ámbitos sociales.
George, como le dicen su amigos, cuenta que el pequeño “es la adoración de las dos familias, definitivamente. Es Mateitos por aquí, Mateitos por allá. Y, ‘¿por qué no me traes al niño?’, y ‘¡qué malo eres!’. Es el centro de atención de las dos familias, de amigos y conocidos”.
Toño invita a la gente a quitarse el velo de la ignorancia y evitar que los niños sean afectados por el cáncer de la discriminación.
“Creemos que la información hacia la sociedad es lo más importante. Los procesos sociales y culturales en contra de la discriminación están muy fortalecidos”, opina Toño, quien asegura velará por el derecho de su hijo a no ser excluido socialmente, como garantiza la Constitución mexicana.